Infección por virus respiratorio sincitial (VRS)
El VRS (virus respiratorio sincitial) es una causa común de infecciones respiratorias en personas de todas las edades. La infección ocurre con más frecuencia en el invierno y a comienzos de la primavera. El VRS es tan común que prácticamente casi todos los niños lo tienen antes de los 2 años. Los adultos mayores y las personas con un sistema inmunitario debilitado pueden contraer nuevamente el VRS. Esto se debe a que, con el tiempo, sus defensas contra el VRS bajan. Los síntomas de la infección por VRS suelen ser leves. Sin embargo, puede ser un problema grave para bebés, niños pequeños y adultos mayores con riesgo alto de contagio. Estos grupos pueden presentar infecciones más graves y dificultad para respirar.
Cómo se contagia el VRS
El VRS se transmite fácilmente cuando una persona infectada tose o estornuda. También se propaga por contacto directo con una persona infectada. Por ejemplo, al besar un niño con VRS. El virus incluso puede vivir sobre superficies duras. Una persona puede contraer la infección si toca algo que tiene el virus. Por ejemplo, la baranda de una cuna o un picaporte. Se propaga muy rápidamente donde hay grupos de niños, como guarderías y escuelas.

Síntomas de la infección por VRS
La mayoría de los bebés y los niños con VRS presentan los mismos síntomas que tendrían con un resfriado o una gripe. Algunos son la congestión o el goteo nasal, la tos, el dolor de cabeza y la fiebre baja. En algunos casos, se produce una bronquiolitis. Esta afección sucede cuando se inflaman las vías respiratorias pequeñas (bronquiolos) de los pulmones. Produce sibilancias, falta de aire, respiración agitada y aumento de la tos. Los niños, los adultos mayores y las personas con un sistema inmunitario muy débil pueden tener neumonía.
Tratamiento para la infección por VRS
La infección por VRS suele desaparecer por su cuenta. No hay un tratamiento específico para el VRS. La atención que se brinda a bebés, niños y adultos suele ser de apoyo para controlar los síntomas. Tampoco se recetan antibióticos, a menos que se desarrolle una infección bacteriana.
Cómo aliviar los síntomas:
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Controle la fiebre. Pregunte al proveedor de atención médica o al enfermero cómo bajar la fiebre de su hijo o la suya. Sepa qué medicamento usar, qué cantidad tomar y con qué frecuencia. También debe saber qué medicamentos no debe usar. Por ejemplo, nunca dé aspirina ni ningún medicamento que contenga aspirina a niños y a adolescentes. La aspirina se asocia con efectos secundarios, como malestar estomacal, sangrado intestinal y, más gravemente, el síndrome de Reye.
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Use varias capas para no tener calor. Asegúrese de que su hijo no use demasiada ropa.
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Manténgase hidratado. Si su hijo tiene edad suficiente, dele líquidos, como agua y jugo.
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Trate la congestión nasal. Quite la mucosidad de la nariz de bebés o niños pequeños con un dispositivo de succión, como una pera de goma. Hágalo con suavidad para evitar causarle más hinchazón o molestias. Pida instrucciones a su proveedor de atención médica o a su enfermero. Considere el uso de vapor o de un humidificador caliente para abrir los conductos nasales obstruidos. Los niños mayores y los adultos pueden permanecer en una ducha caliente.
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Evite el humo del tabaco. No deje que nadie fume cerca de su hijo. Aléjese de los lugares públicos donde se fume.
En el caso de síntomas graves
Las personas con síntomas graves deben recibir tratamiento en el hospital. Deben controlarse en profundidad. También es posible que reciban los siguientes tratamientos:
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Administración de líquidos por vía intravenosa (i. v.)
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Administración de oxígeno
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Succión de mucosidad
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Tratamientos para la respiración
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Medicamentos antinflamatorio, como los esteroides
Las personas con problemas respiratorios muy graves usan una sonda de respiración. Esta sonda se introduce por la garganta hacia los pulmones. Este proceso se llama intubación. Se une la sonda a una máquina (ventilador) que ayuda al niño a respirar.
Cuándo llamar al proveedor de atención médica
Llame de inmediato a su proveedor si usted o su hijo presentan cualquiera de los siguientes síntomas:
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Fiebre (consulte "La fiebre y los niños", a continuación). En adultos, fiebre de 100.4 °F (38 °C) o superior o fiebre que no disminuya con medicamentos, o según le indique el proveedor de atención médica.
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Convulsión causada por fiebre alta
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Tos que empeora o que tiene mucosidad de color o sangre
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Sibilancias, respiración más rápida de lo habitual, o dificultad para respirar
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Resoplidos o esfuerzo con el pecho o con el estómago para respirar (es más común en niños pequeños)
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Piel azulada alrededor de la boca o los dedos
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Agitación o irritabilidad que no puede calmarse
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Dificultades para comer, beber o tragar
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Falta de aire
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Confusión
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Mareos
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Necesidad de sentarse erguido (en la cama o en una silla) para poder respirar o tomar aire
La fiebre y los niños
Use un termómetro digital para tomar la temperatura de su hijo. No use un termómetro de mercurio. Hay termómetros digitales de distintos tipos y para usos diferentes. Entre ellas, se encuentran los siguientes tratamientos:
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En el recto (rectal). En los niños de menos de 3 años, la temperatura rectal es la más precisa.
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En la frente (lóbulo temporal). Sirve para niños de 3 meses en adelante. Si un niño de menos de 3 meses tiene signos de estar enfermo, este tipo de termómetro se puede usar para una primera medición. Es posible que el proveedor quiera confirmar la fiebre tomando la temperatura rectal.
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En el oído (timpánica). La temperatura en el oído es precisa a partir de los 6 meses de edad, no antes.
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En la axila (axilar). Este es el método menos confiable, pero se puede usar para una primera medición a fin de revisar a un niño de cualquier edad que tiene signos de estar enfermo. Es posible que el proveedor quiera confirmar la fiebre tomando la temperatura rectal.
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En la boca (oral). No use el termómetro en la boca de su hijo hasta que tenga al menos 4 años.
Use el termómetro rectal con cuidado. Siga las instrucciones del fabricante del producto para usarlo adecuadamente. Colóquelo con cuidado. Etiquételo y asegúrese de no usarlo en la boca. Podría transmitir gérmenes de las heces. Si no se siente cómodo usando un termómetro rectal, pregunte al proveedor de atención médica qué otro tipo puede usar. Cuando hable con el proveedor de atención médica sobre la fiebre de su hijo, infórmele qué tipo de termómetro usó.
A continuación, encontrará valores de referencia que lo ayudarán a saber si su hijo tiene fiebre. Es posible que el proveedor de atención médica de su hijo le dé valores diferentes. Siga las instrucciones específicas que le dé su proveedor.
Medición de temperatura en un bebé menor de 3 meses:
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Primero, pregunte al proveedor de atención médica de su hijo cómo debe tomarle la temperatura.
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En el recto o en la frente: 100.4 °F (38 °C) o superior
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En la axila: 99 °F (37.2 °C) o superior
Medición de temperatura en un niño de 3 a 36 meses (3 años):
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En el recto, la frente o el oído: 102 °F (38.9 °C) o superior
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En la axila: 101 °F (38.3 °C) o superior
Llame al proveedor de atención médica en los siguientes casos:
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Picos de fiebre reiterados de 104 °F (40 °C) o superior en un niño de cualquier edad
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Fiebre de 100.4 °F (38 °C) o superior en un bebé de menos de 3 meses
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Fiebre que dura más de 24 horas en un niño menor de 2 años
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Fiebre que dura 3 días en un niño de 2 años o más
Prevención de infecciones por VRS
Para ayudar a prevenir la infección, haga lo siguiente:
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Asegúrese de que sus manos estén limpias antes de alzar o tocar a su hijo. Use un desinfectante a base de alcohol que contenga, al menos, un 60 % de alcohol. Si no, lávese las manos con agua corriente limpia y jabón durante, al menos, 20 segundos.
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Limpie todas las superficies con toallas o limpiadores desinfectantes.
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Enséñele a su hijo a lavarse las manos correctamente y cuándo debe hacerlo. Haga que su hijo se lave las manos con frecuencia. Enséñele a hacerlo durante el tiempo que le lleva cantar la canción del abecedario o de cumpleaños feliz. O dígale que use un desinfectante a base de alcohol que contenga, al menos, un 60 % de alcohol.
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Pida a sus familiares y a los cuidadores que se laven las manos antes de alzar o tocar a su hijo y después de hacerlo.
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Cuide su propia salud, la de sus familiares y la de los amigos del niño. Trate de evitar el contacto del niño con personas que tengan un resfriado o fiebre.
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No fume cerca de su hijo ni permita que nadie más lo haga, incluidos los cuidadores y familiares. No fume en el hogar ni en el automóvil. Evite que su hijo esté en lugares donde se fume.
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Consulte al proveedor de atención médica de su hijo si el niño corre riesgo de contraer el VRS. Si su hijo tiene un riesgo alto, quizá reciba inyecciones mensuales durante la temporada de VRS. Ayudan a prevenir la enfermedad en bebés prematuros o en niños con problemas de salud, como afecciones del corazón.