Seguir una dieta saludable

En colaboración con un nutricionista, determine las necesidades nutricionales de su hijo. Bríndele una alimentación tan normal como sea posible. Pero asegúrese de que sea variada y con alto contenido de proteínas y calorías. Estos son algunos ejemplos de alimentos que debe servir a su hijo:

• Frutas y verduras frescas

• Alimentos con alto contenido de calcio, como productos lácteos o jugo fortificado con calcio

• Alimentos con alto contenido de hierro, como cereales fortificados, carne de res y verduras de hoja verde oscuro

• Comidas y refrigerios salados. Las personas con FQ pierden mucha sal cuando sudan.

• Alimentos con alto contenido de zinc, como carne de res, hígado, huevos y mariscos

• Alimentos con alto contenido de grasas. Lea las etiquetas y evite los productos que tengan grasas trans. Este tipo de grasa puede empeorar la inflamación de las vías respiratorias.

Incorporar calorías

Para mantener el peso y retrasar el deterioro de la función pulmonar, su hijo tendrá que consumir más calorías de las que necesitan los niños sin FQ. El consumo de calorías que su hijo necesite será aún más elevado cuando esté enfermo o tenga una infección. Procure darle 3 comidas más 2 o 3 refrigerios al día. Estos son algunos ejemplos de alimentos con muchas calorías que debe agregar a la dieta de su hijo:

• Mantequilla

• Queso

• Frutos secos

• Aguacate

• Huevos

• Leche entera (que contiene toda su grasa)

• Mantequilla de cacahuate

Si su hijo no aumenta de peso o no llega a la estatura normal, hay suplementos líquidos especiales que pueden agregar calorías a la dieta. Si el peso sigue siendo un problema, es posible que el niño necesite alimentación por sonda durante la noche.

Reemplazo de enzimas pancreáticas 

Es posible que el páncreas de su hijo no produzca ciertas enzimas. Si es así, tal vez tenga problemas intestinales, como heces grasientas y malolientes, problemas de urgencia, frecuencia, cólicos y diarrea. Si esto no se trata, puede ocasionar problemas graves, como obstrucción intestinal, que podrían requerir cirugía. Por eso, la mayoría de los niños con FQ deben tomar un reemplazo de enzimas pancreáticas antes de las comidas y de los refrigerios. Estas enzimas permiten al cuerpo digerir los carbohidratos, la proteína y la grasa, que estimulan una mejor absorción de los nutrientes. El proveedor de atención médica receta estas enzimas, que vienen en forma de cápsulas. A continuación, se indican algunas recomendaciones generales para darle enzimas a su hijo:

• En el caso de niños más pequeños, abra las cápsulas y espolvoree el contenido sobre un alimento ácido, como el puré de manzana o de pera. Las enzimas no tienen mal sabor. Pida a su hijo que no mastique los gránulos porque, si no, no tendrán el efecto que deben tener. Para asegurarse de que su hijo tome toda la dosis, coloque los gránulos en una cantidad de alimento pequeña y observe al niño mientras lo come.

• Los niños mayores pueden optar por tragarse las cápsulas enteras con líquido.

• Su hijo debe tomar las cápsulas con todas las comidas y los refrigerios. Consulte con el proveedor para determinar la dosis correcta de enzimas pancreáticas que su hijo debe tomar.

• Asegúrese que se lleve las enzimas a la escuela y las tome con el almuerzo y con los refrigerios.

• También debe tomar las enzimas con los suplementos nutritivos líquidos.

Suplementos con vitaminas

A los niños con fibrosis quística les cuesta más trabajo obtener la nutrición necesaria únicamente de los alimentos. Es posible que su hijo tenga que tomar vitaminas una o dos veces al día, según lo indique el proveedor de atención médica. Estas incluyen las vitaminas solubles en grasa, como las vitaminas A, D, E y K. Estas vienen en gotas o en forma de comprimidos masticables. Cuando la alimentación saludable no es suficiente, podrían recomendarle suplementos nutricionales, como calcio, multivitamínicos y sodio. Pregunte al proveedor de atención médica de su hijo cuánto debe darle y pídale recomendaciones sobre las marcas más fáciles de asimilar.

Maneras de ayudar a su hijo

Poner demasiada atención en la comida puede ser abrumador para el niño. A fin de evitar que la alimentación se convierta en un conflicto por imponer voluntades, pruebe estos consejos:

• Sirva comidas lo más atractivas posible.

• De una manera apropiada para la edad, explíquele a su hijo qué es la fibrosis quística. Aliéntelo a que haga preguntas durante las visitas de atención médica.

• Hable con los maestros y con el personal escolar sobre la fibrosis quística y sobre las necesidades específicas de su hijo. Busque que se hagan adaptaciones razonables para satisfacer las necesidades de su hijo.

• Anime al niño a comer lo que pueda mientras se sienta cómodo. No lo presione para que coma más de lo que pueda.

• No obligue a su hijo a comer. Puede resultarle difícil comer porciones grandes de una sola vez. Intente servirle comidas menos abundantes con más frecuencia.

• Tenga un horario fijo, pero no obligue a su hijo a permanecer a la mesa durante más de 15 minutos a la vez.

• Elimine las distracciones. No lo deje usar dispositivos electrónicos, juguetes, libros o juegos ni ver televisión mientras come.

• Disfruten de su compañía. Relájese y siéntese a la mesa con su hijo.

• En el caso de niños más pequeños, ofrézcales unas cuantas comidas sencillas entre las cuales escoger.

• Evite los siguientes peligros de atragantamiento con los niños menores de 4 años:

  • Perros calientes

  • Frutos secos y semillas

  • Trozos de carne o de queso

  • Uvas enteras

  • Caramelos duros

  • Palomitas de maíz

  • Trozos de mantequilla de maní

  • Trozos de frutas o verduras crudas

  • Chicle

Cuándo llamar al proveedor de atención médica de su hijo

Llame de inmediato al proveedor de atención médica si su hijo presenta alguno de los siguientes síntomas:

• Estreñimiento, dolor abdominal u otros signos de obstrucción intestinal

• Pérdida de peso o disminución del apetito

• De 2 a 3 deposiciones blandas por día o cambios en el tamaño o en la consistencia de las heces

• Síntomas nuevos o que empeoran

• Fiebre de 100.4 °F (38.0 °C) o superior, o según le indique el proveedor de su hijo

• Aumento de la tos, acumulación de flemas o cambios en el color del esputo

• Sibilancias

• Falta de aire repentina

• Opresión o dolor de pecho

• Tos con sangre desde los pulmones